Un solitario camino con mucha historia

Camino Santiago Soriano
Camino Santiago Soriano
Torreón - Camino Santiago Soria
Torreón - Camino Santiago Soria

El fluir peregrino por la ruta conocida como «Camino Castellano-Aragonés» tuvo sus orígenes en la Edad Media, a medida que se extendía la noticia del hallazgo de la tumba del Apóstol Santiago en el año 813. Como todas las rutas medievales, discurría por caminos que, en su gran mayoría, habían sido calzadas romanas y unían los núcleos de población más importantes de la época.


La Edad Media fue una época convulsa, caracterizada por la decadencia que, desde la desaparición del Imperio Romano, fue acrecentándose con los pueblos llegados del norte, godos, visigodos... fragmentándose el poder político y generando peleas internas que provocaron la llegada de los musulmanes a la península en el año 711.


En el norte de España, estaban los pequeños reinos cristianos y por el sur, se expandía con rapidez una nueva creencia, el Islam. La Iglesia tomó entonces una relevante importancia y el cristianismo impregnaba a todos, desde los nobles hasta los más humildes. Es en este momento cuando se produce el descubrimiento de la tumba de Santiago por el monje Pelayo.


Debido a esa nueva situación geopolítica, los primeros caminos de peregrinación a Compostela surgieron por el norte de la península y ya desde los primeros tiempos sirvieron de paso a peregrinos de tierras muy lejanas, como Gotescalco, obispo de Le Puy, en territorio de los francos, en el 915, o el eremita Simeón, de Armenia, en el 983.


En el s. XII, la peregrinación era ya una riada humana imparable. En 1120, el Papa Calixto II erige como sede metropolitana a Compostela, en detrimento de Mérida, que lo había sido desde los primeros tiempos de la cristiandad en la península, y dos años más tarde proclama el Año Santo Jacobeo. En 1139, Aymeric Picaud  escribe el «Codex Calixtinus».  Pero la reconquista avanzaba y se iban abriendo nuevas vías seguras de peregrinación. Las tierras por las que discurre este camino ya estaban reconquistadas en su parte occidental desde mediados del s. X. La comarca de «Pinares» no conserva signo alguno de que hubiera estado dominada por el Islam. Era el territorio de caza de osos y lobos de los monarcas cristianos, desde el tiempo de los visigodos. Por estos lugares discurre el Camino.


En 1146, el conde Ramón Berenguer IV respalda esta ruta de peregrinación desde Zaragoza a Santiago, por Soria, Silos, Burgos... Es en este siglo cuando el rey castellano Alfonso VIII, tan vinculado a Soria, funda el Hospital de San Leonardo y encomienda su dirección a los hermanos Pardo, que también regentaban el hospital de Valdefuentes, cerca de San Juan de Ortega, en lo que hoy conocemos como el «Camino Francés».


Los templarios, que tenían su centro de operaciones en el monasterio de San Juan de Otero, en el Cañón del Río Lobos, fueron los garantes de la seguridad de una ruta por la que venían catalanes y aragoneses, así como un buen número de peregrinos foráneos, como San Francisco de Asís, entre 1213 y 1215. Era la ruta idónea para todos los peregrinos que arribaban a las costas levantinas, ya reconquistadas, desde todo el Mediterráneo.  Son numerosas las muestras del espíritu jacobeo que jalonan todo el Camino.


Por la Tierra de Ágreda y las llanuras del Campo de Gómara se refundan los pueblos -una vez reconquistadas estas tierras, en el s. XI- y proliferan las iglesias que, afortunadamente, aún podemos contemplar. El estilo románico, propio de los siglos XII y XIII, nos acompaña  en un camino que discurre por los mismos trazados que ya usaron los romanos hace veinte siglos.


Es un camino lleno de historia.

Del Moncayo al Duero

Embalse - Camino Santiago Soria
Embalse - Camino Santiago Soria

El Camino Jacobeo Castellano-Aragonés llega a la meseta castellana, desde la depresión del Ebro, pasando por la monumental Tarazona que ha sido la última parada aragonesa. El Camino comienza allí su ascensión hacia Torrellas cruzando la N-122. Desde Torrellas va a Los Fayos, en cuyas inmediaciones está la presa del Val. El aquí llamado río Val es en realidad el río Queiles, que nace en la ladera del Moncayo, riega las estrechas y fértiles vegas de Ágreda y salta serpenteando por el angosto cañón antes de reposar en el embalse, a cuya presa accedemos para continuar el camino.

Cañón - Camino Santiago Soria
Cañón - Camino Santiago Soria

En esta zona hay una casi total ausencia de señales amarillas, por tratarse de una Zona de Especial Protección de Aves, por lo que se recomienda al peregrino caminar en silencio, sobre todo en época de nidificación, pero no tiene pérdida. . Hay que subir a lo alto de la presa y seguir el camino que la bordea, serpenteando, hasta la cola del embalse. Lógicamente, este no es el trazado antiguo del camino que, como en tantas otras ocasiones, ha sido usurpado por las modernas vías de comunicación y por el propio embalse, pero es una excelente alternativa.

Queiles - Camino Santiago Soria
Queiles - Camino Santiago Soria

Supone un ascenso de casi 500 metros siguiendo el curso del río Queiles, aquél que mitificaron los romanos porque el acero de las armas templadas en sus frías aguas superaba en calidad a ningún otro. Ascendiendo por su curso, salimos de Aragón y Entramos en Castilla y León. Un poco antes, hay que cruzar el río. Ya en el término municipal de Ágreda discurre por un paraje conocido como «Río la Casa» (otro sobrenombre que se le da al Queiles) con un microclima parecido al aragonés que permite que sus huertas tengan frutales, impensable en lo alto de la meseta castellana, a muy corta distancia de aquí. Discurriendo entre huertas, el camino se divide en dos. A la derecha, es el itinerario adecuado para recorrerlo en bici o en épocas muy lluviosas. A la izquierda, el camino sigue el curso del agua y se adentra en el Cañón del Val, paraje de singular belleza por donde el río discurre caprichosamente entre los peñascos y exuberante vegetación que es refugio de numerosos animales.

Queiles - Cascada Camino Santiago Soria
Queiles - Cascada Camino Santiago Soria

Para la adecuación de este tramo, el Ayuntamiento de Ágreda ha acometido un ambicioso proyecto de construcción de puentes y pasarelas que lo hagan perfectamente accesible.


Saliendo del cañón se toma una senda, coincidente con un PR, que se convierte en un camino que discurre a través de huertas y nogales, después de pasar la depuradora, para acceder a Ágreda bordeando el promontorio rocoso de la Muela, antiguo castro celtíbero, y llegar a la puerta emiral del s. IX.


Por el Barrio Moro (antigua morería) accedemos al casco histórico de Ágreda, llegando al palacio de los Castejones, flanqueado por la puerta de Felipe II, que sirvió para confinar a los moriscos en su barrio. Por la calle Vicente Tutor se llega a la Sinagoga, enclavada en el antiguo recinto amurallado de La Peña. Este corto tramo del recorrido por el pueblo nos da una perfecta idea de lo que fue Ágreda durante muchos años, la Villa de las Tres Culturas.


En el Paseo de la Dehesa, que tiene más de 1 km. de castaños de indias, están las instalaciones del antiguo instituto de secundaria, lugar de acogida elegido por el Ayuntamiento para albergar a los peregrinos.

Aunque Ágreda dispone, además ,de numerosos servicios de alojamiento y restauración, el peregrino debe saber que a pocos kilómetros de aquí, Matalebreras y Ólvega pueden ampliar la oferta disponible.


Se sale de Ágreda cruzando las vías de tren, en desuso, y la antigua carretera, tomando un camino que, pasando bajo un puente de la carretera de Ólvega, lleva a Muro. Aquí se comienza a tomar contacto con los campos cerealistas que nos acompañarán hasta Soria.


Saliendo de Muro, se puede descansar a la sombra de los chopos y beber agua de la fuente romana, a pocos metros del camino, que continúa por la llanura, cruzando la carretera de Ólvega a Matalebreras, hacia la Sierra del Madero, a la que se accede tras cruzar la carretera de Ólvega y, poco después, la vía férrea. El trayecto coincide, desde Muro, con la ruta Antonina, también llamada Camino del Agua, porque une las cuencas del Ebro y el Duero, y asciende a la Sierra del Madero por bosques de encinas y quejigos, de los que hay ejemplares de gran porte. Una vez coronada la sierra, se desciende hasta Pozalmuro, localidad en la que encontrará un lugar de acogida.

Puente de Mesegoso - Camino Santiago Soria
Puente de Mesegoso - Camino Santiago Soria

En Pozalmuro, aparte de descansar, hay que reflexionar sobre el tramo que se avecina. El Camino se va a adentrar en los Campos de Gómara, una planicie cerealista que se caracteriza por su escasa población, con despoblados y pequeños pueblos con menos de 50 habitantes que viven casi exclusivamente de la agricultura. Son 38 Km. hasta Soria que, aun con escasos desniveles, puede convertirse en una dura etapa, sobre todo a pleno sol en verano. También se puede optar por planificar el descanso a medio camino. En este caso, en Omeñaca y Tozalmoro se brindan gustosos a ayudar al peregrino. En cualquier caso, hay que hacer provisión de comida y bebida, sobre todo en los calurosos días de verano, porque por estos pueblos no hay tienda ni supermercado alguno.


Pasará por los despoblados de Masegoso y La Pica y podrá disfrutar de las pequeñas pero preciosas iglesias románicas de Omeñaca, Tozalmoro, Fuentetecha y Fuensaúco.


Después de pasar Ontalvilla de Valcorba y cruzar la N-234 se accede al lateral de la vía de tren abandonada que nos llevará hasta la ribera del Duero, justo en el paraje por el que paseaba Antonio Machado, entre San Saturio y San Polo. Estamos en Soria, la gran desconocida.

El antiguo trazado de este sector, denominado «Camino Soriano» se ha visto ocupado por la N-234 y la vía férrea en algunos tramos, por lo que el Camino, que está completamente señalizado, discurre, a veces, por caminos y sendas cercanas, evitando, salvo en dos cruces, las transitadas carreteras. Comienza en Soria capital y llega a Valonsadero por una vía verde. Desde aquí, un camino de tierra nos lleva a Pedrajas y Cidones, dejando muy cerca el pueblo de Ocenilla. Desde Cidones, por un bosque de robles se dirige, haciendo un pequeño quiebro, a Villaverde del Monte, desde donde continúa hacia Herreros, cerca del embalse de la Cuerda del Pozo, que rodearemos para, por un bosque de pinos, llegar a Abejar. Aquí se cruza la N-234 para tomar el antiguo camino en el Santuario de la Virgen del Camino que nos lleva a Cabrejas del Pinar. Desde aquí, se hace circunstancial para pasar por el Santuario de La Blanca, siguiendo la vía férrea, y llegar, pasando bajo un puente de la N-234, a retomar el antiguo camino que, por los extensos bosques de Pinar Grande, pasando junto a dos despoblados medievales, «La Tablada» y «La Cruceja» entre los que hay un antiguo cercado de piedra denominado «Prado Caballeros», lleva a Navaleno. Se sale del pueblo junto a la N-234 y en «La Cruz de Piedra», cruz caminera que aún se conserva, se vuelve a utilizar una senda junto a la vía férrea para llegar a San Leonardo de Yagüe.

De San Leonardo se sale dirección a Burgos por trazados paralelos a la N-234 hasta el «Puente de Hierro», donde se toma de nuevo el antiguo Camino Soriano que pasa por los restos románicos de «San Julián», deja Hontoria del Pinar a unos cientos de metros y nos lleva a  Aldea del Pinar. Continúa, atravesando un pequeño bosque hasta un puente romano, el «Puente Soriano» dejando a la derecha Rabanera del Pinar. Se cruza la vía férrea y se accede a la ermita románica de San Andrés, junto a la N-234. Hay que atravesar una dehesa con ganado para llegar a La Gallega. Aquí se cruza de nuevo la N-234 y se retoma el antiguo camino para, cruzando la carretera de Huerta del Rey, empezar a crestear, con bellas vistas de la Demanda, el Urbión y la Cebollera, pasando junto a Pinilla de los Barruecos y llegar, entre centenarias sabinas, a Mamolar. Desde aquí, confluyendo con la «Ruta de la Lana», a Santo Domingo de Silos.

El recorrido, perfectamente idóneo para hacerlo a pie y disfrutar plenamente de la naturaleza, también se puede realizar en bicicleta de montaña o a caballo, si bien hay que advertir de la existencia de algunos puntos -muy pocos- en los que habrá que desmontar de la bicicleta por tener que cruzar la vía férrea, que lleva en desuso más de veinte años, o pasar algún pequeño arroyo. Depende mucho de la época del año en la que se acometa el Camino. El invierno y la primera parte de la primavera, especialmente si ha habido mucha nieve o largas temporadas de lluvia, es la época más «dura» para el peregrino, ya que tiene que atravesar frondosos bosques por antiguos caminos y sendas que pueden convertirse en un sinfín de diminutos riachuelos. También tendrá que abrir, y nunca olvidar cerrar, algunas porteras ganaderas, ya que el ganado pasta confinado en extensas áreas por la que discurre el Camino.

Casi todos los pueblos del «Camino Soriano» comparten una orografía muy similar. Al Norte, frondosos pinares asentados sobre conglomerados de guijarros silíceos, con abundante vegetación y numerosos manantiales y al Sur, extensas superficies pobladas de encinas y sabinas que se agarran con fuerza al macizo calcáreo sobre el que se asientan, escasas de agua superficial, aunque con impresionantes acuíferos subterráneos. Son las sierras de Urbión y Demanda, al Norte, y las sierras de Cabrejas y Navas, al Sur. Y, entre ambas zonas calizas, el «tajo» por el que discurre el «Cañón del Río Lobos». Paisajes muy diferentes con vegetación típica de terrenos formados en épocas geológicas bien distintas. Es una característica que venimos observando a lo largo de todo el «Camino Soriano», desde Cidones -ante el Pico Frentes-, Abejar y Cabrejas, y que se prolonga por San Leonardo y Hontoria del Pinar hasta Rabanera del Pinar y La Gallega, donde su rumbo compostelano discurre ya sólo entre calizas y sabinas. Se trata de la «Falla de San Leonardo», un remoto accidente geológico que, caracterizado por su encabalgamiento, confiere a estos parajes tal variedad geológica y diversidad biológica. Entre estas dos zonas, tan bien diferenciadas, una estrecha franja de tierras arcillosas y rocas areniscas, en la que impera el roble.

La actividad económica de esta comarca ha estado tradicionalmente muy ligada a estas características geológicas, siendo la explotación de sus bosques de pinos (madera, leña, pez y resina) la predominante en la zona norte y la ganadería ovina y caprina en la zona sur.

En la actualidad, alguna de estas actividades han desaparecido, aunque se mantiene la explotación maderera y la ganadería extensiva de vacuno ha tomado mucha fuerza. Ahora el turismo de naturaleza y micológico es uno de sus principales recursos.

Con este escenario se va a encontrar el peregrino que viaje por este camino. Paisajes de gran belleza que le van a sorprender a cada paso y una variada y abundante oferta para descansar y tomar fuerzas para la siguiente jornada.

En fin, un poco más cerca de Santiago y con muy buenas y naturales experiencias.

 

 

 

 


Guia Completa del Camino Castellano - Aragonés
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Folleto Camino Jacobeo Castellano - Aragonés desde el Moncayo al Duero
Folleto +ügreda-Soria.pdf
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Folleto Camino Jacobeo Castellano - Aragonés por Los Pinares de Soria y Burgos
Folleto Camino Soriano.pdf
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Plano del Camino Jacobeo Castellano - Aragonés Tarazona - Silos
Plano Camino Tarazona-Silos.pdf
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